sábado, 16 de julio de 2016

Relato:

                                                     Adopción canina

    Aquel día otoñal, cuando  las hojas ocres y quebradizas inundaban las veredas, mi amiga Paula se descompuso. La ambulancia la llevó con urgencia al hospital. Estaba sin fuerzas y sus ojos intentaban quedar abiertos pero era en vano. Detrás del vehículo, corriendo por detrás, iba Úrsula, su perrita labradora.
   Cuando supe de su estado delicado, con mis ojos húmedos y rojos,  me dirigí de inmediato hacia la cama donde mi querida Paula estaba acostada. Apenas abrió sus ojos al escuchar mi voz y al sentir mi beso en su frente. Creo que tenía fiebre aún. Le pedí que no me hablara, que sólo me escuchara. Le hablé de lo cotidiano, de los momentos hermosos que vivimos en las vacaciones, de lo mucho que la quería, que  afuera  hacía fresco y empezaba a lloviznar…
    Hizo un movimiento con su mano e intenté interpretarlo. Le pregunté si había algo más que quería escuchar. Pero fue inútil. No pude descifrar sus gestos.
Al día siguiente, retorné al hospital. En el portal, casi como una esfinge, seguía firme la perra Úrsula. Sus ojos tristes me hablaban. Me preguntaban dónde estaba su dueña. Busqué alimento para canes y lo deposité al lado suyo. Al principio  rehusó comerlos. Sin embargo,  mientras me dirigía a la sala, retorné mi vista y vi que estaba alimentándose.
   Nada le dije del animal a Paula. Ella dormía. Su estado había desmejorado y no había esperanzas de vida.
   Hacia el fin de semana, mi amiga pasaba a formar  parte del Universo. Allá se había dirigido llevándose  su dulzura, su sensibilidad y su justicia inquebrantable.
    Afuera, en la intemperie, seguía con firmeza Úrsula, esperándola con ansiedad.
  Me acerqué a ella, la acaricié, observé  sus ojos tristes. Entonces, con un par de palmadas la invité a subir a mi coche.
   Desde ese día, ella empezó a formar parte de mi familia…Es nuestra amada mascota. La llevamos a pasear, la colmamos de cariño y la cuidamos. Tal  como lo hizo siempre mi estimada Paula… Pareciera  extraño decir que ella sigue viviendo en su mirada canina.


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