Fue un aleteo.
Y otro. Y otro más.
Breve y suave danza del
niño
dentro de la cuna más
perfecta.
Siente las manos
posadas
que transfunden
dulzura y calidez.
Y miles de rayos de luz
lo bañan.
Entonces agita su
cuerpecito
y goza de las caricias
prodigadas.
Dulce retoño…vida
dentro de otra vida.
Aleteos mensajeros
de alborozo
y de
infinito amor.
G.T.
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