sábado, 1 de octubre de 2016

DIARIO DE VIAJE
Experiencias en suelo europeo, bajo la mirada de una argentina...
Primera parte

Tercer año de la escuela media. Europa. Geografía y Política. Arte y Cultura. Sociología. Personajes relevantes.
Varias décadas después, sentí  bajo mis pies la corteza terrestre del “viejo continente”, su aire señorial, su gente, su idiosincrasia, su bagaje cultural, denso, penetrante, admirable. España: con una cultura singular fuertemente arraigada en la Europa Occidental y formada por una combinación de influencias históricas, especialmente de la antigua Roma, pero con toques de culturas celtas, fenicias, musulmanas…Quedé admirada de Madrid no sólo por  sus edificios públicos bien conservados, monumentos, catedrales e iglesias dignas de asombro, sino además por reinar el orden en la vía pública y ver a  los peatones circulan libremente sin temor alguno.
En el ambiente no se respiraba monóxido de carbono, dado que tienen mucho respeto por el medio ambiente y los vehículos no contaminan. Vi muchos automóviles eléctricos y tranvías…y percibí escasos ruidos molestos, salvo de algunos provenientes de motos que circulaban conducidos por jóvenes.
 Las señalizaciones se mostraban perfectamente diseñadas y ubicadas en el sitio conveniente. La gente… la gente amable, compartiendo el idioma, vehículo necesario para el diálogo, demostrando la educación necesaria para cualquier relación humana. La Plaza del Sol abrazada por altos edificios de una magnífica arquitectura…La Gran Vía se lucía con el fluir constante de las personas. La Plaza Mayor mostraba  sus arcos elegantes como vías de entrada y sus ladrillos rojizos interrumpidos por decenas de bares que me invitaban a degustar exquisiteces:  jamones, tortillas, mariscos, vinos, jugos naturales.
El Museo del Prado… espacio donde brillan las obras que admiro desde siempre…ahí estaban,  para hacerme vibrar y emocionarme hasta las lágrimas…Las Meninas, La Maja desnuda, La Inmaculada Concepción, La Crucifixión, David y Golliat, el arte de El Greco…y tantas otras pinturas…
Para visitar Toledo, Zaragoza y Barcelona, fui transitando por  rutas seguras (autopistas) y por túneles que aligeran la circulación, vi a los trenes balas que al instante desaparecían ante mi mirada. Los trenes soñados…anhelados por los argentinos y que permanecen en el deseo común de los habitantes.
Toledo: la  hermosa ciudad histórica protegida por el río Tajo, en la región de Castilla-La Mancha me invitaba a imaginar los relatos de aventuras de Don Quijote. El Alcázar de Toledo fue  lo que más me impactó antes de ingresar a la ciudad con su fortificación sobre rocas, ubicada en la parte más alta de la ciudad. Sus calles medievales, estrechas y empedradas me transportaban al Medievo e iba imaginando escenas cotidianas entre subidas y bajadas mientras transitaba por su casco histórico. Me iban hablando de historias de cristianos, judíos y musulmanes, a la vez que los balcones, salpicados de geranios rojos, blancos, rosados, me regalaban sus fragancias.  Las rejas forjadas y artísticamente labradas parecían abrirse paso en las estrechas calzadas. En las vidrieras los cuchillos, sables, navajas y  tijeras se exhibían con elegancia por ser conocidos mundialmente, dados la calidad del acero y el amplio pasado artesano que se remonta siglos atrás.
La Catedral de Santa María de Toledo mostraba a los visitantes su edificio de arquitectura gótica de extraordinaria belleza. Mucho más me llamó la atención de su interior, pero me detuve especialmente ante la imagen de la virgen María, sonriente con el niño en sus brazos, en el especial ámbito destinado para el coro  muy cerca del órgano. Los  vitrales coloridos y las  pinturas del magistral Goya me llamaron poderosamente la atención.
Zaragoza:  anclada a orillas del Ebro, la Basílica del Pilar se destaca por su magnitud y belleza arquitectónica. Sus cúpulas recortándose en el cielo azul hicieron que me extasiara largamente. Después de tomar fotografías del frontispicio ingresé a su interior. Ornamentos, imágenes religiosas, velas electrónicas, frescos en techos y paredes se agigantaban ante mi mirada.
 Luego me dirigí hacia la oficina de turismo de la Plaza del Pilar, a unos metros de allí. La torre, con sus cinco pisos y una escalera caracol me invitaba a subir para observar desde arriba gran parte de la ciudad, muy bonita por cierto, y restos de murallones que  los romanos habían construido hacia el año 24 A. C.
Barcelona:  la primera imagen que tengo de esa linda ciudad fue desde una colina en donde se veía el puerto con sus miles de navíos de diferentes portes. Los edificios se recortaban sobre el cielo  y varias cúpulas de iglesias y catedrales sobresalían admirablemente.
Al transitar por el barrio de Gaudí pude admirar los edificios cercanos que mostraban su influencia artística, las arboladas avenidas, los comercios, las personas manejando bicicletas y motos, los mercados, las plazoletas con hermosas fuentes.  Centenares de turistas paseando por las veredas. Entre los barcelonenses se mezclaban los extranjeros: gente de color, musulmanes, chinos, japoneses, alemanes, americanos…
Me llené de colores, formas, aromas  y sabores visitando el Mercado de San José, popularmente conocido como La Boquería, es un mercado municipal que se encuentra en la Rambla de Barcelona. Se ofrecían productos comestibles originarios de países exóticos, frutos tropicales-americanos, orientales…
Y la playa Barceloneta…hermosa, con sus aguas mediterráneas tibias y arenas gruesas, con el sol de verano como anfitrión. 
Para el deleite de mis ojos,  la Catedral de la Sagrada Familia, del arquitecto Antoni Gaudi,  me abrió sus puertas para extasiarme aún más después de contemplar su exterior. Es una obra grandiosa, compleja desde el punto de vista arquitectónico y llena de simbología religiosa.
Hoy sigue la tarea de construcción que se estima quedará terminada dentro de unos años.
El día que debíamos seguir viaje hacia el Norte,  para recorrer la Costa Azul, me quedé pensando en lo grato  que hubiera sido seguir recorriendo España, porque su geografía y su historia son atrapantes…Quizá algún día pueda visitar el país de Norte a Sur, porque la verdad…sé que vale la pena…





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