La semilla
No despierta del sueño. Sin embargo
está despabilada, con los ojos abiertos, con su mente despejada, con todos los
sentidos latiendo.
Aún así, no puede quitarse el sueño
envolvente. Ríe. Llora. Suspira. Congela
los pensamientos. Vuelve a llorar y a reír. Camina por la casa y saca cuentas. Días.
Semanas. Meses. Será en octubre. Vuelve hacia atrás y revisa los días
transcurridos. Se adelanta y sigue avanzando hasta llegar nuevamente a octubre.
Primavera. Temperatura óptima. Vuelven las golondrinas. Se abren las flores. La
lluvia bendice los campos y las ciudades.
Trata de despertar del sueño. Vuelve
a reír y a llorar de alegría. Es paradógico. Cómo reír y llorar al mismo tiempo. Mira el
reloj. Le parece que se detuvo para congelar el momento tan esperado. Siente los
latidos que retumban en el pecho. Cierra los ojos. Visualiza una semilla. Una semilla pequeñita ha germinado en tierra
fértil y abonada con amor. Mucho amor. Y no es casual que hoy se conmemore el
día de los enamorados.
G.T.