miércoles, 14 de febrero de 2018


                                      La semilla
No despierta del sueño. Sin embargo está despabilada, con los ojos abiertos, con su mente despejada, con todos los sentidos latiendo.
Aún así, no puede quitarse el sueño envolvente.  Ríe. Llora. Suspira. Congela los pensamientos. Vuelve a llorar y a reír. Camina por la casa y saca cuentas. Días. Semanas. Meses. Será en octubre. Vuelve hacia atrás y revisa los días transcurridos. Se adelanta y sigue avanzando hasta llegar nuevamente a octubre. Primavera. Temperatura óptima. Vuelven las golondrinas. Se abren las flores. La lluvia bendice los campos y las ciudades.
Trata de despertar del sueño. Vuelve a reír y a llorar de alegría. Es paradógico.  Cómo reír y llorar al mismo tiempo. Mira el reloj. Le parece que se detuvo para congelar el momento tan esperado. Siente los latidos que retumban en el pecho. Cierra los ojos. Visualiza una semilla.  Una semilla pequeñita ha germinado en tierra fértil y abonada con amor. Mucho amor. Y no es casual que hoy se conmemore el día de los enamorados.
G.T.


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