DIARIO
DE VIAJE
FRENTE
AL GLACIAR PERITO MORENO, PROVINCIA DE
SANTA CRUZ, ARGENTINA
Atravieso
los
senderos poblados de verdosos ñires, gigantescas lengas y guindos con nudos
dibujados en sus troncos. Percibo el
aroma que la humedad del bosque frío desparrama con fuerza. Me siento invitada exclusiva de este ecosistema
admirable. Mis pies se hunden en el follaje caído de árboles en descomposición.
Los helechos, musgos y hongos en diversos tamaños y colores me conducen hasta la pasarela que el hombre diseñó prolijamente. El escenario es imponente, de un blanco sin
igual, con tintes azules que ni el más experimentado pintor puede lograr. Experimento un desconcierto total. El
glaciar Perito Moreno me recibe primero en silencio, después con sonidos
retumbantes en mis oídos que se propagan casi hasta el infinito. Son los
ruidos generados por el desprendimiento
de hielos que responden a la caricia del sol estival. Los Andes oscuros con sus cimas iluminadas por la nieve eterna,
enmarcan, por detrás, a la gélida mole mutante.
Entonces
quedo atónita. Congelo la imagen colosal primero en mis ojos, luego en la
lente. El glaciar me habla, me está
diciendo que se trata de un anticipo del Paraíso. Asiento con mi cabeza. Ya no
tengo dudas: estoy presente ante la divinidad que traspasa a
todas las religiones…
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