domingo, 21 de febrero de 2016

DIARIO DE VIAJE
 ESTEROS DEL IBERÁ, PROVINCIA DE CORRIENTES, ARGENTINA
Primera parte
De cada viaje queda en nuestra memoria las imágenes  observadas, pero además los recuerdos en donde intervienen los otros sentidos en su totalidad, más aún cuando el sitio elegido se adueña de todas las percepciones que un ser humano puede atesorar.
Y hay experiencias inolvidables que seguramente permanecerán claras y vívidas por la intensidad, por  la adrenalina y por la singularidad del impacto.
Me refiero a la navegación por los Esteros del Iberá, ubicados en el norte de la provincia de Corrientes, república Argentina. Es un refugio de vida silvestre y uno de los humedales más importantes y con mayor biodiversidad del mundo. Con el propósito de preservarlo se creó en el año 1983 la Reserva Natural de Iberá.
 “Iberá” en lengua guaraní, significa “aguas que brillan”. La superficie está compuesta por más de sesenta lagunas con una profundidad entre 2 y 3 metros, emergiendo numerosas islas flotantes, también llamadas “embalsados”. Estas formaciones son colonizadas por plantas acuáticas y pequeños arbustos. La combinación de verdes se entremezclan con el color oscuro de sus aguas estancadas,  mezclándose los camalotes con las amapolas de agua, la ortiga acuática, repollitos de agua, achiras  y  juncos.           
Luego de media hora de travesía, el guía que manejaba la lancha detuvo el motor para evitar el ruido y de esa manera poder trasladarnos silenciosamente hacia el descanso izquierdo del brazo de agua. Dirigimos la mirada hacia un sector del pajonal en donde descansaban bajo el sol una hembra de yacaré con sus tres crías de unos 15 cm. de largo.

Aprovechamos para congelar las imágenes con nuestras cámaras mientras la hembra, con sus movimientos desafiantes nos avisaba que no éramos bienvenidos. Proseguimos la navegación e íbamos descubriendo más yacarés, algunos con los ojos cerrados, otros con la boca abierta mostrando sus fauces de un color rosa suave y refulgente, mostrando los dientes, enfilados y atentos como pequeños centinelas blancos.  Parecían estatuas amenazantes y sin embargo, desbordaban paz y tranquilidad.

Y así, lentamente, nos fuimos acercando a otras islas flotantes para seguir descubriendo la flora y la fauna  tan rica dentro de este verdadero paraíso de vida silvestre.


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